Todos tenemos miedo y es una gran noticia porque significa que estamos vivos. Hay dos tipos de miedo: el sano o la prudencia y el tóxico o el que nos hace daño, como hemos comentado en alguna ocasión. Vamos a ver a continuación algunas claves para superarlo.
- Sueña o define un objetivo de futuro. El miedo mira hacia atrás, a aquello que tenemos y no queremos perder. Por ello, en la medida que nos imaginemos en un objetivo de futuro comenzaremos a tener fuerza(verme en otro trabajo, dando esa conferencia o con una nueva relación de pareja). Y algo importante, cuando lo hagamos debe ser imágenes positivas, no pensar: “A ver si no suspendo”. La mente se queda con el verbo suspender, no con la palabra “no”, según el neurocientífico Antonio Damasio. Por ello, comienza a verte en el futuro con imágenes agradables: ¿Qué harías si no tuvieras miedo?
- Pon pasión en lo que haces. Un gran antídoto ante el miedo es la pasión.Si te ilusionas con lo que haces o incluso, te apasionas no tendrás miedo. Sentirás incertidumbre, pero el circuito del miedo se neutraliza cuando el de la recompensa entra en juego. Así que encuentra algo que te guste en lo que te da temor y apóyate en ello: contar una broma en una conferencia que vas a dar o en una reunión que te abruma un poco.
- A ti el sentido del humor. Cuando eras pequeño y si viste alguna vez películas de terror, ¿cómo las veías? Seguramente, estaríamos con amigos o con algún hermano para “comentar la jugada”. El motivo es sencillo: el sentido del humor neutraliza el miedo y le quita la sábana al fantasma.Así pues, apréndete a reír de ti mismo o de las circunstancias que te dan miedo.
- Aprender, aprender. Cuando las cosas se automatizan no se tiene miedo. Seguramente, cuando aprendiste a montar en bici estarías nervioso o tendrías miedo a una posible caída. Sin embargo, cuando lo interiorizaste, ya no lo viviste de esa forma. El motivo son los hábitos. Cuando creamos rutinas, no tenemos miedo. Por ello, si algo te cuesta, divídelo en pequeños objetivos y practica, practica. Es la mejor manera de que lo llegues a automatizar.
- Toma distancia. El miedo es una creación de nuestra mente. La mayor parte son invenciones, cosas que ya pasaron o que nunca ocurrirán.De hecho, se estima que cerca del 92 por ciento de nuestros temores son de ese tipo. Por ello, una buena manera de neutralizarlos es tomando distancia. ¿Cómo? Ponte en la peor de las situaciones y desde ahí construye un plan de acción. Es decir, ¿qué sería lo peor que te podría ocurrir si eso que temes sucede, si te echan de ese trabajo, si te dan una mala crítica…? Y crea un plan de acción para superarlo. Ya verás que no es para tanto.
- Busca referentes. Somos mamíferos y aprendemos observando, y si no, que se lo digan a los padres. Los hijos hacen lo que ven, no lo que escuchan. Si somos así y algo te cuesta, pégate a alguien que ya lo haya conseguido y obsérvalo. Si te resulta difícil desarrollar ciertas habilidades sociales, busca al mejor de tu entorno y observa qué hace. Si quieres superar el miedo al fracaso, lee biografías de las personas de mucho éxito que también se equivocaron. La idea es no hacer un mundo de lo que nos ocurre y buscar la inspiración para superarnos a nosotros mismos.
- Apóyate en otros. El miedo es una emoción muy incómoda. Es bueno hablar de ello porque te das cuenta de que no eres único, que todos tenemos temor a que nos rechacen o a equivocarnos, por ejemplo. Por ello, apóyate en personas que aprecias y comparte tus incertidumbres. Lo peor es guardarlo en la cabeza y alimentarlo con pensamientos casi siempre oscuros. Además, estar cerca de otras personas nos da fuerzas, por eso no es de extrañar que un buen trabajo en equipo reduzca los miedos individuales.
- Comprométete. Seguro que harías cosas por tus seres queridos que por ti no tendrías fuerzas. Una forma de superar el miedo es comprometiéndote por alguien más que por ti mismo. Puede ser un familiar, hacerlo por un cliente o por unos valores. Por lo que tú desees, pero que sea algo que te trascienda.
- Sí a las fortalezas. La educación ha puesto mucho foco en las áreas de mejora. En cambio, si tienes que superar algo, encontrarás más energía si lo haces desde donde te sientes cómodo, es decir, tus fortalezas. Quiero seducir a esa persona que me parece un reto, por ejemplo, pues hazlo desde donde tú te sientes más seguro o segura: sentido del humor, habilidades intelectuales… No pretendas ser de un modo distinto. Y todo ello se aplica en otros ámbitos: tengo que dirigir una reunión que me cuesta o lanzarme a un nuevo proyecto. Piensa en qué se te da bien y desde ahí, anímate a hacerlo.
- Confía en ti. Echa un vistazo atrás. Recuérdate en algún examen que viviste y que ahora, con perspectiva, te das cuenta de que no era para tanto. Seguramente, tienes mucha más capacidad de salir hacia adelante de lo que muchas veces puedas creerte. Si lo has conseguido en el pasado, ¿por qué no vas a poder ahora? Además, ahora tienes muchos más aprendizajes y más recursos que antes. Confía en ti, porque en la confianza está la magia.
“No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo”
Para saber más: Jericó (2006): NoMiedo, Alienta.