Somos unos afortunados. Sé que puede sonar a comentario hueco con cuatro millones de desempleados en nuestro país y en un entorno con noticias económicas tan pesimistas. Pero si observamos la realidad con un poco de perspectiva, entenderemos que tenemos suerte de vivir en esta época.
Hace apenas siglo y medio, la esperanza de vida en España no sobrepasaba los cuarenta años y la población alfabetizada tan sólo alcanzaba al 24 por cierto, por no hablar de las condiciones laborales u otra serie de derechos que ahora consideramos normales. Si tomamos perspectiva mundial, en la actualidad países de Asia y de Latinoamérica están creciendo a doble dígito, por lo que su ánimo es bien diferente. Sin embargo, nosotros estamos tristes.
Las empresas están esperando decisiones estructurales para hacer resurgir una economía debilitada pero no podemos olvidar nuestra propia responsabilidad. Cualquier organización supone también un estado de ánimo, al que nosotros de un modo u otro contribuimos. Es difícil competir desde la apatía o imaginar un nuevo futuro si arrastramos la nostalgia de los años de bonanza. Ya han pasado y no volverán en mucho tiempo, si es que han de volver. No vivimos una crisis económica, sino un cambio histórico que a pesar de sus connotaciones negativas, sigue siendo mucho mejor que cualquiera de los que vivieron nuestros antepasados. Además de medidas estructurales, también necesitamos entusiasmo, palabra que etimológicamente proviene de en-teos, divinidad interna.
El entusiasmo no proviene de fuera, sino de dentro y depende de cada una de las decisiones que tomemos en nuestro trabajo, en nuestro diálogo interior o en nuestras conversaciones. No son momentos fáciles, lo sabemos, pero si comenzamos a contemplarlos de otro modo, tendremos más fuerzas para afrontarlos y para cambiar este estado de ánimo colectivo.
Publicado en Expansión.com 30/09/2011
Abundando en entusiasmo:
En la antigua Grecia, “enthousiasmós “ o en Roma “en-ZEUS-iasmus”: dios dentro de uno mismo. Posesión divina. Aquellos que llevaban a un dios dentro de sí podían vencer los desafíos de la vida.
“El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla. Es un estado de fe, de afirmación de sí mismo.”
Hoy podemos (incluso debemos) indignarnos, pero luego hay que comprometerse y más tarde pasar a la acción; y si todo ello lo hacemos con entusiasmo, iremos transformar las situaciones.
El primer paso es cambiar uno mismo (“Sé tú el cambio que deseas en el mundo” Gandhi dixit).
Esa es la toma de responsabilidad –desde la libertad- que interpreto a partir de lo que apunta Pilar.
Como bien dice, no estamos en una crisis económica si no en una crisis estructural, de modelo. Por mucho que cambie el módelo, dudo que podamos volver a niveles anteriores a la crisis, ya que creo que las diferencias sociales serán cada vez más grandes, con la eliminación progresiva de la clase media. El problema radica en la poca falta de sufrimiento que tienen las nuevas generaciones, en la que me incluyo, hemos sido educados con la cultura del «sí» permanente y ahora nos cuesta mucho cambiar el chip al menor traspies, la gente que se adapte a la nueva situación será la que saldrá adelante y por ende empujará hacia la mejora económica.
Apreciada Pilar! Me parece fantástico el articulo que has expresado con tanta ilustración y por su puesto una alta dosis de entusiamo, pero creo que deberías de ser mas comedida tal y como esta la situación, a pesar de que yo afortunadamente gozo de unas condiciones favorables y doy gracias a dios de mi voluntad y constancia diaria para levantar una empresa, me doy con un canto en los dientes cuando veo tal infame atrevimiento con tus declaraciones un tanto esperpenticas y con un toque de cachondeo cuando en españa vamos alcanzar la cifra de 5.000.000 de parados, así que te digo que monta una jornada para ellos para decirles abiertamente y claramente que a pesar de la situación que están sufriendo sean entusiastas y optimista y ya para rizar el rizo que se sientan afortunados de la epoca que están viviendo. Me sorprende que una persona de tu talla profesional haga este tipo de manifestaciones. Sinceramente creo que estás viviendo en el mundo de yupi!!!.
Afectuosamente.
ANR
Hola Pilar,
He sido Directora de Recursos Humanos durante los últimos 15 años, y a todos los miembros de mis equipos les he regalado tu libro «No miedo» desde que lo publicaste, para abrirles la mente y animarles a subirse a «mis barcos» o proyectos. Debo decir que, en general, con éxito.
Sin embargo, ahora me encuentro entre ese 20% de la población desempleada – que no parada, porque buscar trabajo te obliga a trabajar mucho, aunque no te reporte ingresos-, y debo decirte que tu artículo sobre el entusiasmo me ha parecido poco acertado en los términos en los que lo planteas, ya que va dirigido al público en general y no a un colectivo determinado. Sin embargo, yo creo que tú estabas pensando en un colectivo determinado cuando lo escribiste, por lo que al resto nos provoca, cuanto menos, desinterés. Y si te envío este e´mail, es porque tengo tiempo…
Con todo mi respeto, un saludo, Natalia
Gracias por vuestros comentarios Joan, Tomeu, ANR y Natalia.
Permitidme contestaros en orden inverso al de la fecha de vuestros comentarios: Natalia, no estaba pensando en ningún colectivo determinado al escribir este post, lo escribí en general. Entiendo tu dolor, tanto en mi libro de Nomiedo como en el posterior de Héroes cotidianos escribí que había pasado por experiencias amargas como lo es actualmente la tuya. Si me envías tus datos al correo del contacto de la web estaré encantada en enviarte mi libro de Héroes que no sé si has leído, tal vez encuentres en el algunas claves que te “animen” a superar tu actual “travesía del desierto” (como te animó Nomiedo en otro momento de tu vida).
Pienso que tanto tú, como ANR, habéis leído este post con una visión que no representa lo que quise escribir. Tal vez haya contribuido la semántica a vuestro “desinterés” y “sorpresa”, la palabra entusiasmo suele estar ligada a la alegría, al optimismo, al bienestar, etc., y este obviamente no es vuestro caso, ni el de los cinco millones de parados, ni siquiera el de la mayoría de nuestra sociedad en crisis. Pero yo no me refería a entusiasmo como “emoción” externa o colectiva, todo lo contrario. Como entendieron Joan y Tomeu, me refería a nuestro “entusiasmo” interior, a nuestra fuerza personal, a nuestro coraje y como bien dice Joan, al dios que llevamos dentro de nosotros mismos. No podemos limitar el uso del entusiasmo a aquellos momentos en que la vida nos sonríe, al mero disfrute. Es también fundamental utilizar nuestro entusiasmo para poder salir de momentos difíciles como los actuales.
Con mucho cariño,
Pilar
Ciertamente lo que hace falta es quitarnos de encima la desesperación, dejar de preocuparnos y «ocuparnos» del problema. Los primeros, los políticos, por tener sus manos en el timón de la nave, luego el resto de la marinería, es decir, nosotros. Tenemos que encarar el futuro con el mejor ánimo posible y sin ser crédulos, los felices últimos 10 años no volverán, o tardarán mucho en hacerlo.
Felicidades por la web Pilar, hacía un buen puñado de meses que no pasaba por aquí.
Un saludo,
Estoy de acuerdo contigo, Pilar, ese entusiasmo no se identifica con la emoción externa, esa alegría que sólo manifestamos cuando todo va bien. Se trata de la «fuerza interior», de aquello que nos impulsa a seguir cuando todo parece que se va a hundir. Pienso, no obstante, que no hemos aprendido a identificar esa fuerza, a reconocerla, y que este es un trabajo que dura toda nuestra vida, y del que tenemos que concienciarnos. Por otro lado, está claro que la perpectiva de las personas que en está situación de crisis económica tienen sus necesidades resueltas no va a ser la misma que aquellas que pasan por malos momentos. Esa fuerza interior puede permitir a las que atraviesan «su desierto» encontrar su propia responsabilidad, atreverse a mirar dentro de sí mismas. Sé que no es fácil, yo mismo también he pasado por «mis desiertos», y en muchas ocasiones no ves la luz. Por otro lado, sí reconozco que la personas que nos estamos en esa situación tenemos que ser más sensibles y apoyar y ayudar a las que lo necesitan. Aunque se que es muy duro aseverar esto, porque no es lo mismo «torear», que «mirar los toros desde la barrera», esta crisis puede ser una buena oporturnidad para que, en lugar de desear volver a la situación de bonanza, (es decir, recuperar el bienestar externo), recapacitemos y busquemos hacia dentro de nosotros mismos, y tras buscar dentro de nosotros y encontremos nuestra propia luz, enfocar esa luz hacia los demás, intentando ayudarles con esa misma intención, es decir, no preocuparnos por sólo por el aspecto material y abordar el desarrollo pleno de la persona. Es seguro que entre todos podemos, hoy más que nunca disponemos de conocimento, herramientas, sólo requerimos de compromiso y claridad mental.
Por cierto, Pilar, me ha gustado mucho tu libro «Héroes cotidianos…». Me parece una guía perfecta para nuestra iniciación… Felicidades por tu trabajo y tu conocimiento.
Saludos.
José Antonio Campos.
Una de las exigencias metodológicas más severas que la hermenéutica romántica pone a su propio modo de proceder consiste en la imposición a efectuar una reconstrucción epocal que permita recrear, con toda la minuciosidad posible, el contexto original en el que se ha generado la obra de arte o escritura que se pretende interpretar. Será, precisamente, el cabal cumplimiento de esta demanda , lo único que autorizará a expresar, tal como lo hicieron temprana y polémicamente los Bosquejos sobre Hermenéutica de Schleiermacher y los Fragmentos sobre filología de Friedrich Schlegel, que el intérprete llega a comprender una obra incluso mejor de lo que el mismo autor la habría entendido. (1) Dentro de esta reconstrucción, la que conforme a los criterios de la hermenéutica clásica debe tomar la forma de una repetición reproductiva (reproduktive Wiederholung) –a nuestros ojos contemporáneos, indudablemente, una exigencia excesiva, sobre todo por su evidente imposibilidad de satisfacción– ocupa un lugar de privilegio el intento por restituir aquello que se denomina état d’ âme, estado o temple de ánimo (Stimmung), el cual, por lo demás, no designa, en este peculiar modo de su empleo , simplemente al estado referido a la vida emocional de un individuo , sino que dicha reconstrucción interpretativa busca más bien alcanzar la repetición reproductiva de un estado de ánimo epocal (Stimmung eines Zeitalters).
Pero, para probar adecuadamente que lo que hay de más inmediato en la experiencia básica, es siempre nosotros mismos, nuestras sordas pasiones, nuestros inconscientes deseos, estudiaremos algo más ampliamente ciertas fantasías relativas a la materia. Trataremos de poner de manifiesto sus bases afectivas y su dinamismo totalmente subjetivo. Para tal demostración estudiaremos lo que llamaremos el carácter psicológicamente concreto de la Alquimia. Más que cualquier otra, la experiencia alquímica es doble: es objetiva; es subjetiva. Es sobre las verificaciones subjetivas, inmediatas y directas, que llamaremos aquí la atención. Daremos así un ejemplo, algo desarrollado, de los problemas que debiera plantearse un psicoanálisis del conocimiento objetivo. En otros capítulos de esta obra, tendremos, por lo demás, ocasión de volver sobre la cuestión para deslindar la influencia de las pasiones particulares sobre el desarrollo de la Alquimia.