p1011152.JPGDecía Pérez López que una de las motivaciones de los profesionales era la trascendente, aquella por la que nos sentimos realizados cuando creamos valor a otros. En las empresas se busca, por eso se escriben textos sobre la misión y demás frases bonitas. Pero en quienes he visto la motivación trascendente en estado puro ha sido en los profesionales que trabajan con pacientes terminales y con ancianos. Cuando se cuida a enfermos y a niños casi siempre se siente la esperanza de la recuperación o de una vida que está por vivir. Pero en el caso de los ancianos, esas bazas no existen. Los profesionales que están cerca de ellos saben que los abuelos nunca van a mejorar y que sencillamente les están acompañando en el principal miedo del ser humano: La muerte.
Admiro profundamente su trabajo. Como muchos otros, he pasado largas horas en residencias acompañando a mis seres queridos y he visto muy de cerca la ternura y la vocación de estos profesionales. Y lo que me ha conmovido es que con ellos he compartido la tristeza cuando mis familiares se han ido. Desde estas líneas les agradezco su trabajo, sus muestras de valentía y de trascendencia. Conocer la muerte, como diría Elisabeth Kubler-Ross, es una forma de amar la vida. Y ellos son un claro ejemplo de enseñanza.