Llamada de teléfono un viernes a las 17 h en una multinacional de gran consumo. “Ven a mi despacho”, le pide el jefe a su colaborador. La persona está a punto de marcharse de fin de semana y no tiene muy claro por qué ese tono de voz. Una vez en el despacho, le entrega una carta en la que se le comunica que está despedido y que el lunes no vuelva. A esas horas todo el mundo se ha ido. No tiene opción de regresar a su mesa para enviar un e-mail, ya que se ha dado orden de desconectarle de la red. Sus compañeros lo sabrán cuando le echen de menos a la semana siguiente. ¡Una forma ideal para crear miedo en los demás! Primero, porque el profesional quizá no intuía el motivo (¿algún problema de comunicación por el camino?) y segundo, porque el resto de los compañeros entenderán que, si alguna vez les toca a ellos, el tratamiento será el mismo.
Los primeros niveles directivos y los departamentos de Recursos Humanos tienen el desafío de cuidar el procedimiento de despidos. Es un plato de mal gusto, pero técnicas como la anterior no sólo son ofensivas para la persona afectada, sino para el resto de la organización. Hemos tomado un ejemplo, pero hay cientos: cuando el guardia de seguridad está esperando en la puerta del despacho del jefe para garantizar que la persona “se va o se va” (como si fuera Superman y pudiera liarse a golpes), cuando directamente se le prohíbe el acceso en la entrada principal o cuando el afectado en cuestión llega de un viaje y se encuentra sus cosas guardadas en cajas, como si se tratara de un amante despechado. En contadísimas ocasiones las personas despedidas son “ladrones en potencia” de información, por lo que no hace falta tratarlas de ese modo. Una vez más no justifiquemos un comportamiento con la “gestión por la excepción” (porque un 1 por ciento sea culpable, no penalicemos al 99 por ciento restante).
Imagen: http://www.eleconomista.com
Tomado del libro: Jericó (2005): NoMiedo.
Lo que dices pasa donde yo trabajo. No sé de verdad porque las empresas actúan así. ¡Viva España!
Y qué decir tiene que cualquiera que lo hayan despedido asi, no creo que hable bien de la empresa por ahi. Luego se gastaran mucho en imagen y diran que nuestro principal valor son las personas.
Y qué razón tienes… En el fondo ese tipo de despidos sólo denotan una cosa: Deseo de venganza con muy poco estilo y con consecuencias terribles para la persona que se le despide, para el equipo que se queda y, por supuesto, para la empresa.
Y perfecto para crear miedo y para destronar cualquier frase «nuestros trabajadores son lo más importante».
Un abrazo
Estas horribles practicas son muy habituales en empresas de corte tradicional, es como quitar la manzana «podrida» de la cesta. He vivido casos de estos, afortunadamente no en primera persona, y la imagen que dejan tanto dentro como fuera de la empresa es desalentadora. ¿Quien se atrevería a aceptar una oferta de empleo de una empresa que obra de esa forma?. Todavía resuenan en mis oidos las ‘mágicas’ palabras «Nuestro mejor activo es intangible, son nuestras personas con su talento y creatividad», mete miedo en la gente que tienes y dejará de ser creativa, da una imagen de empresa con metodos de este calibre y no atraeras talento, y al final perderas ventajas competitivas, clientes, etc…. Lo más paradojico de todo esto es que esas mismas empresas se declaran Socialmente Responsables. Más que, como dice Sol en el primer comentario a este post, Viva España, yo diría ESTO es España o ASI es España.
Oscar.
Hola Óscar:
Qué bueno leerte… A mi me enerva cómo se trata la RSC y las palabras de más de una empresa, cuando por dentro se están utilizando prácticas muy poco éticas. Por supuesto que hay casos y casos, pero lo que es una realidad es la falta de coherencia entre el mensaje y la práctica. Y lo que nos ayuda a tomar una decisión de ser contratados o no en muchas ocasiones es lo que nos cuentan de ella.
Un abrazo