¿El rendimiento de un equipo es menor, igual o mayor que la suma de sus partes? Ringelman, un ingeniero agrónomo francés, halló la respuesta: menor. Así se evidenció en el estudio que realizó con hombres que tiraban de una cuerda. Según las leyes de la física, si cuatro personas tiran de la cuerda ejercen cuatro veces más esfuerzo que si tira uno solo. Sin embargo, según su estudio la cifra real era de dos veces y media. Y si se trata de ocho hombres tirando, el ratio descendía a menos de cuatro veces el esfuerzo individual. Como la física no se equivoca (al menos en este juego), parece que la clave hay que buscarla en la motivación. Las fuerzas de los miembros de equipos grandes se diluyen “por arte de magia” a causa del denominado “apoyo de grupo”. La multitud disuelve nuestro desempeño y pensamos: “Los demás están haciendo un poco el vago, ¿por qué no yo? O ¿por qué he de trabajar más si gano lo mismo que los demás?”
Así pues, si en estos momentos estamos hablando de que necesitamos un mayor esfuerzo colectivo tanto en las empresas como en la sociedad, hay que tener en cuenta que muchas personas podrán pensar: ¿Por qué me he de esforzar yo si el de al lado no lo hace? En tesituras como las actuales es especialmente importante considerar varios aspectos: El ejemplo (si restringes los bolis de “bic” en la oficina, olvídate del Vega Sicilia cuando uses la visa de empresa), reconocer el esfuerzo de equipo (si exiges, aprende a dar reconocimiento) y, por supuesto, las benditas responsabilidades individuales (objetivos concretos, realistas, medibles y personalizados). Las organizaciones han de definir sistemas que reconozcan el trabajo individual y premien a los que, además, aporten mayor valor a la empresa… aunque sea tirando de una cuerda.
En el grupo se suelen camuflar «esfuerzos», cuando el trabajo es individual no hay donde camuflarse.
No sólo comparto el concepto de resta de esfuerzo cuando se supone que debería sumar… Sino que lo traslado a la cultura que envuelve a la España actual. Es posible que esto que señalas sea realmente de lo que sufrimos los españoles, y no de dolencias ajenas que hemos denominado crisis; sino, ¿cómo es que nos ha estado afectando más a nosotros como pueblo que a nadie más? La mala noticia es que no hay vacunas para curar esto, sólo relevos generaciones con mentalidad nueva ¿llegarán?
Saludos
PR
Muy buen post, Pilar. No solo estoy de acuerdo, sino que me parece esencial destacar que la formación de equipo no es posible sin la potenciación del invididuo, y por tanto, sin su responsabilización específica. No podemos apelar al colectivo sin responsabilizarnos individualmente. Felicidades otra vez.
Muy acertado el post Pilar.
Hay un punto en estos temas de rendimiento de equipos que nunca he sabido resolver:
Creo que indivdualmente a cada persona hay que ponerle (o mejor consensuar con él) objetivos concretos, realistas, medibles y personalizados, tal y como dices.
A veces, me ha pasado que una persona tiene muy claro sus objetivos, rinde bien y los logra. Hasta aquí bien, pero lo hace de una manera muy individualista y si ve que a su compañero le cuesta llegar a loa suyos, no le tiende la mano para no perder tiempo en lo suyo, que es por lo que se la va a medir.
También me ha pasado que poniendo objetivos claros e individuales, la gente ha encontrado algunos puntos que podríamos llamar ‘tierra de nadie’ de los que se apartan y siempre esperan que resuelva el vecino.
Por eso creo que en los equipos, a parte de objetivos individuales tiene que haber objetivos compartidos o objetivos linkados. Donde acaba tu tarea, empieza la de tu compañero y realmante no acaba tu tarea, teneís que revisarla y darle el OK los dos. Es decir, no dejar puntos de dilución de responsabilidades. No es fácil.
Por otra parte, el objetivo tiene que ser claro y realista, pero hay que darle a la persona la visión global del proyecto, para que sepa hacia donde vamos. Me pasa a menudo que la gente me demanda esta visión global.
Seguramente, esto que escribo es sobradamente conocido, pero lo comparto en el blog, porque no me resulta nada sencillo de resolver.
Gracias por tu blog y por tu libro ‘Heroes cotidianos’.
Hola Pilar,
me ha gustado mucho este post porque me ha hecho pensar en las pymes y los autónomos.
Creo que estos colectivos, a los que pertenezco, debemos ser más conscientes del privilegio que supone trabajar con pequeños equipos.
Aunque a veces nos faltan recursos humanos, la creatividad y la solidaridad están presentes en el día a día y eso nos permite ir de la mano y conseguir buenos resultados que nos ilusionan para seguir adelante. ¡Hasta pronto!
Olga
Ay Pilar, ojalá los que toman las decisiones en mi empresa te escucharan…. sería todo tan diferente ….. principalmente por dos cosas de las que mencionas: 1ª por lo de dar ejemplo (ejem, ejem, ¿creen que no nos damos cuenta?) 2ª para que apostaran por definir y reconocer las responsabilidades individuales.
Me encantaría que ellos se sometieran al juicio de sus subalternos de la misma manera que nosotros somos valorados bajo su prisma, daría lo que fuera por ver sus caras….
Primero nos diste talento, porque para gestionarlo hay que tenerlo, luego nos enfrentaste al miedo y ahora nos haces más fuertes comparándonos con héroes…… ¿qué será lo próximo? Extremadura te echa de menos….