¿Cómo puedes saber si la persona que tienes delante tiene iniciativa? ¿O si sabe trabajar en equipo? Si se lo preguntas directamente, muy probablemente te dirá que sí, que es “el rey de proponer cosas nuevas” y el mejor de los compañeros posibles. Esta respuesta es la normal. Cuando alguien quiere algo, intenta sacar sus mejores galas. Eso ocurre en la seducción amorosa y, por supuesto, en las entrevistas de selección. Por eso, para conocer tus habilidades un buen entrevistador va a utilizar otras técnicas.
Lo primero de todo, va a buscar coherencia en el currículo y entender por qué has tomado unas decisiones y otras. Si dejaste de trabajar durante un tiempo, necesitarás explicar el por qué: porque en mi empresa hubo un ERE, porque quise acompañar a mi pareja que la destinaron a Singapur o porque decidí estudiar inglés, que era mi asignatura pendiente. Lo que quieras. Pero ten una explicación preparada a las situaciones importantes de tu currículo y que ayuden a dar una imagen positiva de ti, especialmente de las difíciles. En el caso de haberte quedado sin trabajo, por ejemplo, puedes explicar que durante ese tiempo has aprovechado para aprender cosas nuevas. O si te marchaste a Asia, la experiencia te ha ayudado a conocer otras culturas y a ser más creativo.
Segundo, es posible que te pregunten el porqué quieres ese puesto. Y aquí resulta importante que hayas estudiado previamente la compañía. Puedes preguntar a gente que trabaja allí o leer la web de arriba abajo (no te quedes solo en la primera página, porque eso se nota). Ha de verse que has hecho los deberes previos y que conoces los objetivos, los valores, los clientes… y además, puedes vincularlo a tus gustos o a lo que a ti se te da bien. Puedes decir que sabes que en esa empresa el trato a los clientes es crucial y que a ti te gusta anticiparse a sus problemas, por ejemplo.
Tercero, si el entrevistador está entrenado, es muy posible que se apoye en la técnica de “entrevista sobre incidentes críticos”. ¿Qué quiere decir? Muy sencillo. Te van a preguntar sobre experiencias pasadas para que las cuentes con cierto detalle y conforme lo que digas, deducirá cuáles son tus habilidades. Por ejemplo, si explicas que un día le propusiste a tu jefe una revisión de los precios de los proveedores, el entrevistador pensará que tienes iniciativa y te comprometes con la empresa. Si le cuentas que envías los emails a los compañeros animándoles a dar ideas, deduciría que sabes trabajar en equipo. La base sobre la que se apoya esta técnica es fácil: las habilidades que has tenido en el pasado reciente siguen existiendo en el futuro. La entrevista de incidentes críticos fue desarrollada en 1972 por la universidad de Harvard y continúa vigente. Tanto es así que incluso Google, además de algunos test curiosos, incluye este tipo de preguntas.
Si el entrevistador está utilizando esta técnica, te dirá que le expliques cómo conseguiste un éxito pasado. O cómo superaste un error. Si está buscando iniciativa, te preguntará sobre una experiencia en la que tú decidiste de manera proactiva. O si quiere saber cómo trabajas en equipo, estará interesado en situaciones en la que tuviste que moverte con compañeros. La clave está en escuchar atentamente y en ser sincero. Si exageras y dices que fuiste tú a quien se le ocurrió la mejor idea de la compañía y no fue cierto, muy probablemente te descarten.
Por último, existen otro tipo de cuestiones más abiertas y al gusto de quien te entrevista. Una famosa es pedirte que cuentes cuál es tu principal defecto (en este caso, no es un derroche de innovación). La respuesta es preferible que juegue a tu favor como, por ejemplo, soy muy exigente conmigo mismo o muy perfeccionista. También el entrevistador puede ser creativo y te pregunte por el mueble que guarda el perfume. Y aquí, una vez más, sé tú mismo. En este tipo de preguntas no hay una respuesta correcta.