Llevo unos meses trabajando en una formación sobre las emociones y el cuerpo y este fin de semana he tenido un trabajo intensivo con una gran maestra, Graciela Figueroa. Me sorprende descubrir la cantidad de emociones que se quedan ancladas en alguna parte de nuestro cuerpo, las cuales no son siempre fáciles de rescatar a través de la palabra. Hay muchas investigaciones sobre el impacto de la emocionalidad en la salud. Se ha comprobado, por ejemplo, que el cortisol, la hormona del miedo, está estrechamente relacionada con el cáncer. Y todos (o casi todos) hemos vivido el impacto del estrés en alguna parte de nuestro organismo. Sin embargo, no son tan frecuentes los estudios a la inversa, es decir, el impacto del cuerpo en las emociones más allá de saber que el deporte favorece hormonas muy positivas para nuestra salud.
Las personas somos cuerpo, mente, emoción y trascendencia, como bien recoge Covey en su libro «El octavo hábito», y existe una íntima relación entre todas ellas. A través de la formación que estoy recibiendo descubro que para afrontar miedos y desarrollar talentos ocultos existe un camino muy rápido, muy pocas veces explorado, que es el trabajo con el cuerpo. No hablo de gimnasios o de deportes, sino de tomar conciencia de nuestro lenguaje corporal. Sé de empresas que se atreven a explorarlo y los resultados están siendo muy positivos.
En mi caso incluyo algunas pinceladas en los seminarios de desarrollo del liderazgo, ya que no todo lo que se aprende en esta formación es trasladable al mundo empresarial. En mis seminarios les invito, por ejemplo, a bailar y a reflexionar sobre los mecanismos que han empleado para superar el principal miedo latino, miedo al ridículo. Las estrategias que utilizamos para superarlo son muy parecidas a las que empleamos en otras ocasiones. Es una forma de evidenciarlo en carne propia y no olvidemos que la experiencia es el mejor mecanismo para el aprendizaje, además, que a la gente le gusta.
En definitiva, al igual que hace años era impensable hablar de emociones en la formación de la empresa, creo que en el futuro incorporaremos este otro camino de comprensión de la persona que ayuda, sin duda, al desarrollo de nuestro potencial.
Somos máquinas emocionales. Tenemos que cuidar nuestra esencia.
Perdona que abuse de esta ventana que tienes abierta con tu blog. Espero que no tengas miedo y que aceptes esta invitación al meme de Enjut@ Mojamut@
Es que Da Vinci, no sé nada. Y menos el Código, por eso no puedo ocmentar aunque la teoría es muy válida. En mi casa decían, que el cuerpo tiene memoria.
Tenemos un mme
besos
Pilar, puedes ir más allá con esta frase:
«que el cortisol, la hormona del miedo, está estrechamente relacionada con el cáncer»
significa que persona más miedosa=mayor propensión al cáncer? lo contrario?
Luis
Somos mente y cuerpo y ¿conciencia, alma, emociones?), y el puente de unión, la respiración. Sin respiración no hay vida.
Nos olvidarnos de la sabiduría de nuestro propio cuerpo, una gran farmacia llena de remedios naturales. Si estás en armonía con tu cuerpo, lo estarás con la naturaleza, y, en lugar de ir contra corriente, fluirás con ella. La mente es importante, pero también el cuerpo, nuestro vehículo para la iluminación, que dice Tolle.
El otro día vi un reportaje en la televisión en el que una masajista iba a dar sesiones a los trabajadores de una empresa. Unos minutos bastaban para relajarles (la directora era una mujer, ejem…), en su propio puesto de trabajo (vestidos, claro :-)y tomaban fuerzas para continuar. La cosa está cambiando, aunque lentamente.
Eso del baile me parece fenomenal, Pilar. El sentido del ridículo es miedo a la opinión ajena, el famoso “qué dirán”, que limita tanto.
Un abrazo
Lula, me encanta tu blog y el link que pones bien podría valer para un guión de serie.
Gracias, Antonio y Concha por vuestras palabras. Lo de dar masajes es una maravilla porque activa, además, una hormona, la oxitocina que es muy positiva para el trabajo y la satisfacción laboral.
Por otro lado, Luis, voy a escribir un post sobre el tema, pero te adelanto que parece que el cortisol, hormona que se genera por largos periodos de estrés, está relacionada con el cáncer. Hay un libro que lo explica que es el de Mario Alonso Puig. Unos alumnos en un Master que eran médicos me dijeron que habían descubierto que el cáncer de mama estaba relacionado con unos marcadores genéticos determinados y con una pérdida muy dolorosa por parte de la mujer: Una separación, pérdida de empleo… Parece que una vez más las emociones afectan a la salud y una de las hormonas es el cortisol.
Un abrazo