A continuación, recojo el artículo publicado por Eduardo Martínez Rico en el periódico Expansión hace unas semanas sobre su nuevo libro: La Guerra de las Galaxias , un mito renovado; que para todos los amantes del cine y la mitología es muy recomendable. De hecho, en el libro de NoMiedo, utilicé la metáfora de la película para explicar el miedo y la motivación.

El escritor Agustín Sánchez Vidal, autor del prólogo a la La guerra de las galaxias, el mito renovado, me lo dijo una vez muy bien: «Éste es un libro sobre lo que no se ve en La guerra de las galaxias.» Pero ¿qué es lo que no se ve? Sobre todo el trasfondo cultural y mitológico que late dentro de la saga galáctica. Tiene una gran repercusión en el espectador, como hemos podido comprobar los que éramos niños cuando se estrenó el Episodio IV en 1977, o los que han visto también niños, hace un par de años, el Episodio III. Es bueno que no se vea porque La guerra de las galaxias es una obra de arte, con toda su maquinaria debajo, pero ahí no sólo están los efectos especiales, sino otro tipo de efectos.
George Lucas tenía 18 años cuando sufrió un grave accidente de coche. Era un apasionado de la velocidad y su sueño era convertirse en piloto carreras, pero aquel accidente hizo que se replanteara la vida. Para empezar se matriculó en Cine en la Universidad de California, y también en una serie de asignaturas que se convirtieron en su nueva pasión: Antropología, Psicología, Historia… Lucas empezó a adentrarse en los orígenes del hombre y de la condición humana.
Fue en el mismo hospital en el que convalecía de su accidente donde descubrió un libro crucial, El héroe de las mil caras, de Joseph Campbell, experto en mitología. Campbell fue muy importante en la creación de La guerra de las galaxias e Indiana Jones, y la asimilación que de él realizó Lucas dio un giro a la historia del cine americano. Las enseñanzas de El héroe de las mil caras, un compendio mitológico fascinante, sintético, dotó a las creaciones de Lucas de elementos que han interesado al hombre de todas las épocas. Como se ve en ese libro, la mitología forma paralelismos en todas las épocas y en todos los lugares del mundo. Los héroes, los villanos, sus acciones, las «profecías», las representaciones que han dejado en el mundo, se parecen mucho en América, en Europa, en Asia…
Una síntesis mitológica admirable

Así, no es de extrañar que Luis Alberto de Cuenca, antiguo director de la Biblioteca Nacional, diga en el epílogo a El mito renovado que «La guerra de las galaxias es una síntesis admirable de todas las materias mitológicas».
Lucas quería hacer al principio una nueva versión de Flash Gordon, pero tuvo problemas con los derechos. Entonces se le ocurrió dar un salto hacia delante y realizar una obra mucho más ambiciosa. Como demuestran las ilustraciones de El mito renovado, la influencia de Flash Gordon, los cómics y la serie de televisión, es grande en La guerra de las galaxias.
Pero también son importantes otros elementos, por ejemplo las películas del Oeste. Los westerns se habían convertido en la épica de los norteamericanos, y Lucas quería crear una nueva épica. Su intención era hacer una película de ciencia-ficción y se dio cuenta de que el espacio, la exploración del espacio, era la épica moderna del ser humano. Además, como le demostraban los westerns todas las historias épicas se desarrollaban en la frontera, y él vio que la nueva frontera estaba en el espacio, ahora que en la Tierra ya no las había, porque todos los lugares habían sido explorados y descubiertos.
Joseph Campbell, aquel mitólogo autor de El héroe de las mil caras, dio una definición muy interesante de las películas de Lucas: «La guerra de las galaxias constituye el mito renovado.» Según este experto cada época necesitaba una renovación en el mito, como un «lavado de cara» y una adaptación según los tiempos y sus exigencias. En La guerra de las galaxias los samuráis y su código de conducta, los vaqueros del oeste, soldados nazis y caballeros artúricos, ideas provenientes del cristianismo, del budismo… conviven en una historia muy compleja contada de una forma muy sencilla. George Lucas fue muy permeable para crear su obra maestra, y él mismo dijo que La guerra de las galaxias era «la misma historia de siempre contada cada cierto número de años».

Un cuaderno a lápiz

Al principio iban a ser tres trilogías, y Lucas escribió la historia entera en un cuaderno, a lápiz. Por las mañanas se dedicaba a documentarse con todo el material que podía de mitologías y cuentos de hadas, y por la tarde se ponía a escribir. Así, frenéticamente, escribió La guerra de las galaxias.
Pero esa historia constaba de nueve episodios divididos en tres trilogías, y ahí ya empezaban los problemas… Problemas, fundamentalmente, de medios técnicos y económicos. Lucas decidió rodar primero la segunda trilogía -episodios IV, V y VI- sencillamente porque requería menos medios. Había muchas escenas en Tatooine, por ejemplo, el planeta desértico del Episodio IV, que al final se titularía Una nueva esperanza.
Tuvo muchos problemas también para que le financiaran esta primera película. Fue cuando comprendió la importancia de disponer de recursos propios, una productora propia, y ahí empezaba a nacer Lucasfilm Ltd, un verdadero gigante.

«Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana»