Ya he regresado de Paraguay. Mi experiencia en el congreso de Exponegocios en Asunción también ha sido muy interesante. No conocía el país y me ha gustado comprobar el interés que ha surgido sobre el talento, el compromiso y el miedo. Estuve hablando con varios bancos interesados en el tema y creo que las compañías de este país tienen un gran reto en la gestión de personas.
De mis viajes una de las cosas que no deja de sorprenderme es el desconocimiento que tenemos sobre otros países. Lo veo tanto de lo que me dicen los españoles de países de América Latina como lo que dicen ellos sobre nosotros. Un ejemplo que me han repetido varias veces es lo poco que trabajamos en España (¡!)… cuando aquí no para de haber políticas de conciliación por el exceso de horas que dedicamos, que no necesariamente horas productivas, claro. La imagen es el sol, fiestas diarias hasta muy tarde y almuerzos hasta las 18h. Supongo que a más de uno le gustaría tener una vida así, pero me temo que para la gran mayoría es un imposible. Supongo que esta idea preconcebida se produce por varios motivos:
- Lo que decimos que hacemos. Parece que cuando salimos fuera hablamos de la fiesta y exageramos en la forma en que vivimos (al margen, por supuesto, de que haya un nivel muy interesante de diversión si lo comparamos con la mayor parte de los países)
- Lo que decimos cuando vienen a visitarnos. La hospitalidad nos hace posiblemente exagerar de nuevo y se puede pensar que el tipo de vida que se hace durante las vacaciones es el mismo que cuando estamos de trabajo.
- Lo que dicen de nosotros, posiblemente a través de películas, novelas, rumores, la historia, Hemingway… un largo etcétera que seguro que se me escapa.
En un estudio de The Economist de hace un tiempo se dijo que España era el quinto país en horas de trabajo en el mundo (insisto, que no en producción), sin embargo, cuando lo comenté en una cena en Paraguay me dijeron todos rotundamente: «The Economist está equivocado». Incluso, Andrés Oppenheim dijo en su conferencia: «la economía de España es un misterio» refiriéndose a cómo estamos a nivel mundial y lo que se supone que trabajamos. En fin, esta idea es recurrente en mis viajes y yo me pregunto: ¿Cuáles tendremos nosotros sobre los otros países? y ¿cómo se puede cambiar la imagen? Sin duda alguna, eso da para otro post.
Creo que las tres razones que comentas son ciertas pero, además, en España tendemos en ocasiones a confundir «trabajar» con «producir».
Aquí «trabajamos» muchas horas si por ello entendemos todo el tiempo que pasamos en el lugar de trabajo. Sin embargo no producimos tanto y aún menos si comparamos esa producción con las horas que hemos empleado para ello.
En el resto de Europa la gente suele empezar a trabajar a las 8 de la mañana o incluso antes y por «empezar a trabajar» me refiero a producir, no a llegar a la oficina, tomarse un café, leer el Marca e ir «calentando motores» durante media hora.
«¿Te tomas un café?» significa vienes conmigo a la máquina y en el momento que tenemos cada uno nuestro café nos volvemos a nuestro sitio, sala de reunión, etc. Hablamos de 5 minutos, no media hora por café para criticar al jefe o ponernos al día con los cotilleos de turno.
A la hora de comer paran 15 minutos para tomarse el lunch, eso cuando no se lo toman mientras siguen trabajando, lo cual contrasta bastante con la hora y media o más que dedicamos aquí.
Luego es cierto que a las 5 o a las 6 la gente de va a su casa. Pero echemos cuentas. De 8 a 5 son 9 horas de las que probablemente 8 sean productivas.
Aquí empezamos a las 9 y nos vamos a las 9. Se supone que son 12 horas pero hay que descontar la media de calentamiento matutino, un par de ellas para comer y otro par de ellas de «cafés», navegar por internet, etc.
Me parece que está claro lo que tenemos que cambiar…
JM
Yo también había escuchado mucho sobre que en España son muy buenos para las fiestas.
Probablemente eso de tirarse tomates todos los años no ayude, aunque me encantaría participar de esa guerra.
También tiene la corrida de San Fermín y para que hablar de Ibiza, son muchas las historias de Latinos que van y no regresan 😀
Supongo que cada uno ve las cosas desde su punto de vista, de lo que tiene más cercano o ve a su alrededor, aunque creo que no deberíamos nunca generalizar acabamos haciéndolo porque comparamos con lo que conocemos y así nos es más fácil describir a los demás. Quizás para conocer más a fondo la forma de vida de un país se debe vivir en él un largo tiempo y no sólo unas vacaciones o una temporada. Y aún así expondríamos una descripción aproximada, porque en cada país hay diferentes regiones donde las costumbres son diferentes. En España nos pasa eso cuando viajamos de una región a otra sin ir más lejos. Y es que lo de etiquetar, encasillar y generalizar es un recurso que utilizamos muy a menudo, aunque como tu bien dices eso daría para otro post.
Un fuerte abrazo Pilar
Estoy de acuerdo con lo que decís, y con Estherego. No se conoce un lugar con apenas estar 15 días siquiera.
Pilar, te agradezco tu aceptación de mi crítica a Oppenheimer. Creo que no se puede vincular tan tan estrechamente lo político con la empresa privada, por más que sean vinculantes; y la apreciación del amigo paraguayo (del post anterior) sobre la edad escolar, también me parece una barbaridad.
Justamente hoy en día se habla tanto de stress, bornout, ¡suicidios! y una larga lista de etceteras. Hay que tener cuidado.
y la apreciación del amigo paraguayo (del post anterior) sobre la edad escolar, también me parece una barbaridad.
Me parece una barbaridad que inicien tan tempranamente la escuela (aclaración)
Independientemente del tema de la generalización y la regionalización, que aunque correcto, no atañe al tema central… Pilar hace énfasis en el «desconocimiento» evidente que la gente tiene de un país y que se forma a partir las diferentes influencias que recibimos desde la niñez, primero con la opinión de nuestros padres, luego con lo que escuchamos en el colegio y terminando con los medios y la publicidad… Nunca sabremos cómo es una región o pueblo si no lo hemos visitado, pues hay mucho encapsulado en la gente que nadie sabe que existe hasta que se descubre… y aunque es cierto que no es posible apreciarlo todo durante una corta estancia, si que es posible hacerse una buena idea del entorno. Ni siquiera toda una vida en un país nos da la capacidad para hablar con propiedad sobre él, pues cada día nos sorprendemos con cada cosa que encontramos… Yo he trabajdo en Venezuela, Estados Unidos, México y España y creo que puedo tener una opinión objetiva sobre sus gentes y sus costumbres, pues he convivido con ellos en un entorno «natural» no viciado por la parte turística-comercial y cada día me pasaba lo mismo que le pasó a Pilar, pues en todos lados encontraba mucha gente con ideas preconcebidas de otros países a las que tenía algo que objetar o corregir…al tiempo que yo deshacía mis propias ideas preconcebidas aprendiendo sobre las verdaderas realidades en el propio lugar de los hechos. Lo importante es que Pilar se enriqueció como cualquiera que viaja y tiene la oportunidad de ver cómo son los humanos en otras latitudes y eso seguro contribuirá a enriquecernos a los que la seguimos, pues siempre nos transmite lo que aprende de una forma u otra… Con todos estos posts, casi que viajé junto a ella…
Buen regreso Pilar…
SM
Estoy de acuerdo con el primer comentario. Trabajar no es estar en el trabajo sino producir. En ese sentido, el estereotipo es real: los españoles trabajan poco, pero pasan mucho tiempo en su lugar de trabajo. Yo trabajo en una institución educativa en la que me obligan a lo que se llaman «presencias» y que consisten en que hay que estar en el trabajo determinadas horas, aunque no hagas nada. ¿Cómo cambiar esto? Pues cambiándolo. El día que España esté en primera línea en productividad será fácil rebatir el estereotipo, mientras tanto lo único que se puede decir es que estamos mucho tiempo en el lugar de trabajo sin dar un palo al agua.
Ciertamente conozco algunas personas que presumen de lo mucho que ganan en su trabajo mientras ponen los pies encima de la mesa y leen el Marca. Para mí es vergonzante pero para otras personas parece ser una manera de presentarte su buena suerte, que no su capacidad como profesionales.
Si a lo anterior añadimos la «España cañí», ese San Benito de España de charanga y pandereta que llevamos colgado desde hace mucho tiempo y nuestra más que escasa producción en, efectivamente, muchas horas de supuesto trabajo. Tenemos todos los ingredientes para proyectar una imagen lamentable como trabajadores efectivos.
Ahora, para el economista avezado no hay misterios, sólo imaginación, talento y esfuerzo de honrados trabajadores con las mismas capacidades y motivaciones que los de otros lugares del planeta.
Un saludo,
Los psicólogos saben que el sistema de funcionamiento del cerebro mediante estereotipos es una manera de simplificar y ser más eficientes a la hora de pensar. El problema es que , si no somos conscientes de este condicionamiento psicológico que tenemos por nuestra condición de homo sapiens (imagino que como el resto de especies animales) , pues será difícil que evaluemos las cuestiones con suficiente objetividad. Es éste un tema muy interesante, desde luego.
Pero me resulta un reto muy interesante también analizar cómo es posible modificar un estereotipo. Entiendo que es extremadamente difícil. En el caso que nos ocupa, la visión estereotipada que los extranjeros tienen de nosotros supedita una gran cantidad de cuestiones. Por ejemplo, el comercio exterior. El empresario o el consumidor extranjero se preguntará ¿cómo van a tener los españoles grandes empresas con marcas potentes, o ni siquiera empresas medianamente serias, si se pasan el día de fiesta y no trabajan nunca? Esto es una gran losa que pesa sobre la economía española para competir a nivel internacional.
Actualmente las empresas están poniendo de manifiesto la dificultad que se encuentran pues la «marca país España» no les ayuda a vender, sino casi que les perjudica. En el caso de muchas empresas de éxito en el exterior, seguramente el consumidor no sabría decir que son españolas. Hasta usan nombres americanizados o italianizados para que no se note tanto la procedencia. Se está empezando a trabajar para resolver esto, pero es un tema enormemente costoso.
España tiene que recomponer su relación con América Latina. Para mí ese es el objetivo más importante que tiene.
España ha vivido todos estos últimos tiempos de la mano vecina de la CEE, que la ha ayudado a crecer enormemente. Pasa que España se olvidó por completo de su relación con Latinoamérica; siendo su más valiosa presea y que se la olvidaron (o los obligaron a dejarla).
Si España hoy en día vive el problema de la inmigración como un grave problema, será necesario preguntarse el cómo se resuelve. Hace unos días le dejé unos comentarios míos a Julen (artesaníasenred)http://artesaniaenred.blogspot.com/2008/09/opencourseware-en-la-universidad.html
que me parece ser pertinente en estos momentos críticos, no solo para España. Iberoamérica vive en forma crítica desde hace aproximadamente 500 años.
El tema de los prejuicios, no sé cómo se resuelven. A mi manera de ver lo qué si debe España junto a Iberoamérica es lograr un mercado, en el que ganen todos.
Existe una gran potencialidad y posibilidad; justamente hoy en dónde ya no hay un imperio. Hoy en día existen muchas potencias en condición de equidad. ¿En dónde se va a quedar España? Además América Latina, ya está cansada de imperios que le vengan a ofrecer espejos.
Gracias por los comentarios. Estoy totalmente de acuerdo que pasar horas en el trabajo no significa producir, José Miguel, Emilio y Pampliega. Desgraciadamente, tenemos a veces una cultura en donde se valora el tiempo que se pasa frente al ordenador que no la eficiencia. Es un tema muy interesante de estudio porque está relacionado con nuestra historia reciente, desde mi punto de vista, y desde la distancia de poder, sobre la que escribíré más adelante…. aunque creo que tampoco es que lo pasemos siempre de fiesta (al menos la gran mayoría).
Gracias, S.M, por tu observación. Efectivamente, mi objetivo sólo es destacar el peso de prejuicios, en este caso relacionado con los países. No me atrevo tampoco a hacer muchos más comentarios de tipo económico internacional o político, Camilo, porque hay personas mucho más conocedoras que yo en este tema.
Félix, es cierto que nuestro cerebro funciona creando analogías. Es fascinante ver cómo nos condiciona la biología, aunque me gusta lo que apuntas de cómo cambiar un prejuicio y el precio del mismo.
Esthergo, efectivamente cualquier generalización no es buena y está bien tomar conciencia de ello.
Y Víctor, hace años estuve a punto de ir a la famosa guerra del tomate pero me quedé con las ganas… 🙂
Un abrazo
Creo que la importancia de pasar horas presenciales en la oficina como si esto implicara una mayor productividad está en declive. Cada vez más, las empresas hacen una valoración de los empleados por objetivos, permitiendo así una mayor flexibilidad. Esto parece de boquilla pero creo que es verdad (por mi experiencia).
En cuanto a los prejuicios, está claro que todos los tenemos pero deberían ser considerados en su justa medida. Al final, las virtudes y los defectos son universales del ser humano y encontraremos buenos y malos, profesionales e incompetentes, trabajadores y vagos… en todas partes! Y la inteligencia ha de ayudar a la cúpula directiva de las empresas a encontrar el valor allá donde esté, sin dejarse llevar por esas ideas preconcebidas y muchas veces injustas. Bueno, al menos eso creo…
Gracias Pilar por este interesante post, y los comentarios… hay que ver cómo los blogs enriquecen a veces, ¿verdad? De pronto se crean diálogos sobre temas interesantes, y muchos puntos de vista diferentes… (perdonad, me he desviado mucho del tema, pero no quería dejar de mencioanrlo :))