El jueves pasado Virgina Ródenas me hizo una entrevista que se publicó en la Contra de ABC. El tema sobre el que tratamos es una continuidad del anterior post: Miedo a no llegar a fin de mes. Es un miedo que nace de nuestra parte instintiva. Al igual que los animales defienden su comida, nosotros necesitamos proteger aquello que nos permite tener cobijo o alimento. Por ello, el porcentaje de úlceras y depresiones se dispara en períodos de crisis económica con pocas alternativas (o ninguna) para encontrar otro empleo. Este miedo, sin duda, puede llegar a ser un terrible quebradero constante y desgraciadamente ahora más de uno lo está sintiendo.
El origen de este miedo depende de cuatro grandes ejes:
- Lo vulnerable que seamos a perder el trabajo.
- La dificultad de encontrar otro empleo.
- Las necesidades económicas.
- El tipo de educación recibida y nuestro nivel de apego.
A pesar de ello, creo que es importante tomar distancia: Ni las épocas de bonanza ni las crisis económicas son eternas. Todo pasa, como dirían los viejos boleros. Y es ahora cuando es necesario ampliar las miras. El cortoplacismo nos ha empujado a esta crisis, donde el dinero fácil ha hecho que se cometieran aunténticos disparates financieros e inmobiliarios. Ahora es el momento de ganar perspectiva y contemplar la realidad desde un medio y largo plazo. No es lo mismo que una persona aborde el problema sabiendo que es temporal, a que piense que es algo que va a durar toda la vida. Por supuesto que esta crisis dejará cicatrices, pero también ofrece oportunidad de aprendizaje. El gran economista Schumpeter en 1911 ya hablaba de lo cíclico de la economía e incluso decía que la innovación era un proceso de «destrucción creativa». Pues bien, las crisis son algo parecido: Destrucción creativa de los mercados y de nuestras estructuras mentales. Creo que nuestro reto es enfrentarnos a este terrible miedo con la seguridad de que pasará… aunque deje cicatrices, pasará. Y si alguien tiene esta confianza, aborda el miedo de un modo bien distinto.
Entrevista: abc-jerico
Es cierto, nada es eterno y en tiempos de crisis sólo hay que tener calma.
Creo que lo más positivo de esta crisis, es que aprenderemos que la bonanza se acaba y que los beneficios son intermitentes.
Por cierto, me gustó mucho la entrevista sobre el miedo que también leí en la revista de Caja Navarra. Pienso que luego de haber leído sobre varias de tus intervenciones en ese tema, he dejado de tener tanto miedo y de verdad he aprendido a controlarlo.
¡Enhorabuena…!
SM
Esta crisis tiene mucho de psicológica, aunque no por ello deja de ser muy real. La gente está anticipándose al problema como si ya lo sufriera, lo que lo hace aún más desconcertante
Hace falta mucha sangre fría y perspectiva, estoy de acuerdo. Lo que no sé es si seremos capaces de aprender grandes enseñanzas: como en las últimas, ha sido la codicia y el afán de ganancias rápidas y poco naturales lo que nos ha precipitado
Los hechos no afectan a las personas, sino más bien cómo los perciben
Hola Pilar,
gracias por el consejo y por el post, la crisis pasará como la tormenta, lo que más me preocupa son las cicatrices que dices. En fin no debería preocuparme sino ocuparme de ver la vida en perspectiva, como un camino largo. Yo no tengo miedo pero al final te contagia toda esta situación.
En fin, reflexiones de un «inconformista». Seguiremos adelante.
Un saludo.
Gracias, Senior, por tu amabilidad en tus palabras. Tristemente, ahora se habla mucho de miedo en muchos sitios.
Abilene, totalmente de acuerdo con lo que dices. De hecho, la crisis del 29 se escapó de las manos por la fobia. Sin embargo, aunque ahora son dimensiones bien distintas, es una pena que no hayamos aprendido de ello.
Jose Luis, una vez más, no existe una única realidad sino formas de entenderlas.
Me gusta tu comentario «incorformista», Óscar. Hay una gran diferencia entre ocuparse y preocuparse.
Un abrazo