¿Tienes miedo a la altura? Si es así, tienes una buena «excusa»: el miedo a la altura está codificado en nuestros genes. Se comprobó en un experimento realizado en los años 60, por los psicólogos especializados en percepción y desarrollo cognitivo Eleanor Gibson y Richard Walk, denominado Precipicio Visual (Visual Cliff):
Se unen dos superficies a determinada altura, una opaca y otra transparente, de forma que esta última parece suspendida en el vacío. Se coloca en el medio de las dos superficies a un bebé de varios meses.
¿Hacia dónde gateará? En la totalidad de los casos hacia la opaca,al igual que otros animales: cachorros de pollos, gatos o monos, todos excepto los acuáticos. Los patos y las tortugas se van de cabeza a la superficie transparente.
Nacemos con miedo a la altura, independientemente de haber vivido una experiencia desagradable o de padecer vértigo, porque está codificado en nuestros genes. Sin embargo, la cultura, la educación y los refuerzos positivos son capaces de modular nuestros miedos innatos, como se comprobó en una variante del experimento anterior: el 74 por ciento de los niños lograron atravesar la superficie transparente… ¡cuando su madre estaba al otro lado sonriendo!.
Una buena noticia para superar los miedos: La confianza nos eleva a las alturas, su ausencia nos sumerge en los temores (si no formabas parte del 26 por ciento de los niños que no se fíaban ni de su madre, claro 😉 ).
Muy bueno. Me recordó la siguiente cita:
“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino.” Viktor Frankl
Un libro maravilloso y que ha sido para mí una gran guía. Pensar que somos más libres da mucha energía. Lástima que haya personas que todavía prefieran estar en el papel de víctimas.
Me parece ineresantísimo el dato de la madre al otro lado. Es cierto que necesitamos su presencia para afrontar lso riesgos, para creer en nosotros. Pero esa confianza no depende sólo de la presencia materna sino de la sonrisa. Si la madre tiene miedo, probablemente el niño tambiénl o tendrá. Ánimo y a quitarse los miedos para no traspasarlos de generación en generación. Chus