Las personas nos movemos por objetivos. Tanto es así que las empresas se devanan los sesos para definirlos claramente. Y dedicamos mucho tiempo a ello en nuestro trabajo y no siempre hacemos lo mismo en nuestra vida personal. Por ello, es interesante que ahora que comienza el año dediquemos un tiempo a escribirlos en un papel.
Existen distintas tradiciones que sugieren que hagamos dos columnas: una sobre lo que nos gustaría hacer para el año que viene tanto en nuestra vida profesional como personal y otra, la que nos gustaría que ocurriera y que no depende de nosotros directamente. Cuando escribimos los objetivos, reforzamos el compromiso, al menos con nosotros mismos. Y lo que también resulta interesante es revisarlos después. Este ejercicio llevo haciéndolo hace algunos años. Me ayuda a ordenar mis ideas y a hacer un balance del año anterior. Cuando después lo reviso, por supuesto no siempre he logrado todo como me hubiera gustado… pero al menos me ayuda a empezar.
Por cierto según elcastellano.org (me gusta mucho la suscripción de la palabra del día), al periodo de 365 días y cuarto, que corresponde a un giro de la Tierra alrededor del Sol, las comunidades prehistóricas indoeuropeas lo llamaron at-no, palabra que dio lugar en latín a annus y en las lenguas romances a año en español, an en francés, ano en portugués y anno en italiano, entre otras.
En fin, aprovecho este primer post de 2008 para desear un Feliz Año (giro de la Tierra) y en donde hayamos logrado (o al menos intentado) muchos de los objetivos que cada uno hayamos decidido.
Es cierto que nos movemos por objetivos, Pilar, pero, si te fijas, aunque desees alcanzar determinados propósitos, ya sea de índole personal o profesional, sólo hay una manera de conseguirlos: haciendo que cada día sea una oportunidad de aprender, disfrutando de cada instante. La clave para lograr los “grandes” objetivos está en vivir talentosamente los “pequeños” momentos. He leído mucho sobre crecimiento personal, he escrito mucho también, y, al final, siempre termino dándome cuenta de que lo único que me centra verdaderamente es permanecer en el ahora, conscientemente. Al principio te cuesta, porque tienes muy arraigada la costumbre de preocuparte por lo que vendrá o de acordarte de lo que fue, pero, poco a poco, vas saboreando lo que te aporta recrearte en cada instante.
P.D. También estoy suscrita a la palabra del día. Es muy ilustrativo el boletín.
Hola Pilar,
¡Feliz año y feliz consecución de objetivos, en esta y en las muchas vueltas que daremos!
A la realización de la lista, añadiría una buena limpieza del espacio (aprovecho para ordenar y deshacerme de lo inútil)con el objetivo de asegurarnos que el entorno nos facilita el camino y también que nos inspire en el día a día…
Queridas Concha y Maru: Qué bueno leerlos y encontrarnos de nuevo en 2008.
Me ha encantado, por cierto, los comentarios de tu libro «Palabras para el Bienestar», que me lo voy a comprar ya mismo. Y sí, claro, no puedo darte más la razón. La satisfacción personal está en el presente. Creo que los objetivos son el rumbo, pero tomar conciencia del camino es lo que nos ayuda a estar bien con nosotros mismos.
Y, Maru, desde que te leo en tu blog reconozco que le presto mucha más atención al espacio. Y he comenzado el año siguiendo tus consejos 🙂
Un abrazo
Gracias, Pilar. Es un libro testimonial, que escribí tras unos años de profunda transformación interior. Ahora percibo la vida de muy distinta manera. Deseo que te “llegue”.
Por cierto, el libro que recomiendas en el siguiente post, «Sonrisas de Bombay» lo tengo pendiente de lectura. Vi su reseña en la página de Álex Rovira, otra persona excepcional a quien sigo desde la primera edición de «La brújula interior».
Un abrazo