Vivimos como en el pasado, como hace 50.000 años, dominados por las pasiones y los impulsos de bajo nivel. No estamos controlados por el componente cognitivo, sino por el componente emocional.
Rita Liva-Montalcini, premio Nobel de Medicina en 1986
Y es cierto. Llevamos miles de años viviendo entre cavernas y muy pocos en ciudades. No es de extrañar que nuestras reacciones instintivas sean propios de la época de los mamuts, entre las que se encuentra el miedo. Los psicólogos han identificado cuatro respuestas ante el miedo que están grabadas en nuestro cerebro y que no hace falta enseñárselas a ningún niño, porque ya “vienen de serie”. Éstas son: Huída, defensa agresiva, inmovilidad y sumisión. A lo largo de varios días, vamos a contar cada una de ellas.
Las anteriores respuestas son parecidas a las que tienen los animales, en especial, los mamíferos que viven en sociedad. Estas respuestas son distintas a la opción NoMiedo, que detallo en el libro. Mientras que las otras son producto de nuestra evolución como especie, el NoMiedo es el resultado de la decisión individual.
PRIMERA RESPUESTA: HUÍDA
“Pies para qué os quiero”, reza otro dicho bien conocido y que practicamos a las mil maravillas cuando percibimos un peligro físico. Igual hacen los antílopes o las palomas cuando atisban a un depredador. La huida rápida es una condición básica de supervivencia, incluso en organismos muy sencillos como los protozoos. En los casos anteriores, la biología dicta la conducta. En otros, puede ser una decisión consciente para evitar potenciales peligros.
En la empresa se da en muchas ocasiones. Existen personas muy hábiles en eludir ciertas responsabilidades y así evitar asumir los posibles errores. Cuando en los equipos de proyecto se pide que alguien presente ante una audiencia los resultados, más de uno se escuda en un millón de excusas para no hablar en público. O cuando se le encarga a un colaborador una tarea compleja, involucrará al mayor número posible de gente para compartir la responsabilidad del posible error. Es la técnica de “hacerse el loco” en su estado puro.
Fotograma de la película Forrest Gump
Trabajo en una empresa multinacional y en situaciones críticas, te dan la antorcha para si hay errores o equivocaciones, salir airosos.
Tienes razón.
Isabel
En una ocasión escuché y ví, me parece que a través de un reportaje en televisión (documentales de la 2, puede ser), una reflexión muy curiosa sobre esto del «miedo». Resulta que si observamos a un animal en una situación que podría ser de peligro, como a un gato frente a un perro, este primero a una cierta distancia, se mantiene relajado, como indiferente. Tan sólo si el perro se acerca y además de forma brusca, es cuando el gato mostrará sus dientes y erizará el pelo y el rabo en actitud de defensa frente al ataque inminente. No obstante, mientras, el felino permanece ensimismado en lo suyo, que bien puede ser su autolimpienza, caza, etc…Osea, no está visualizando ninguna situación de peligro inminente en un principio. No piensa de antemano que el perro le va atacar. ¿para qué desaprovechar energías en algo que puede que no suceda?…Pero nosotros los seres humanos, ya antes de que sepamos que va a ocurrir y que nos deparará esa situación en la que nos encontramos, visualizamos en nuestra mente peligro, nos ponemos tensos y empezamos a imaginar lo peor de lo peor…»me van a despedir…no me van a renovar…mi coordinador está molesto conmigo porque hoy me ha pedido tal cosa…etc.etc…».¿cuantas veces le damos la vuelta a la tortilla y pensamos en positivo?. Yo creo que por cada uno de los pensamientos agradables que tenemos, tres son con miedo a algun resultado negativo.
Y es que me he dado cuenta que es automático.O cambias el chip y te dices a ti misma «venga ya, deja de pensar en historias sin fundamento», o al final te crees tu propia película sin necesidad…¡y las energías que desaprovechamos!. Claro, luego llega el viernes y estamos agotaitos deseando que llegue el fin de semana, ja,ja,ja…
La verdad es que me gustan mucho los gatos, de siempre, son bien listos…
Besotes Pilar, me encanta tu blog. No dejo de recoméndarselo a todos mis compañeros de trabajo.
Muchas gracias, Esther por tus palabras. Y qué razón tienes. El origen del estrés es ese precisamente. Llevar nuestra mente al pasado y al futuro sin necesidad. Lo triste es preocuparse que no ocuparse.
Por cierto, yo tengo dos gatos persas 🙂
Un beso