Miguel de Cervantes, Leonardo da Vinci o Louis Pasteur tenían talento. ¡Qué duda cabe! Pero cuando hemos hablado del talento que requieren las empresas para innovar y crear valor a sus clientes, no pensábamos en ese tipo de talento genial. Nos estábamos refiriendo a otra clase, al que caracterizó por ejemplo a Pelé, a Simón Bolivar o a Von Karajan y que contribuyó a que alcanzaran resultados superiores (extraordinarios, más bien) un equipo de fútbol, un ejército o una orquesta; en definitiva, una organización.
Mientras que Leonardo da Vinci pintó a la Gioconda, Pelé no ganó en solitario el Mundial de fútbol. Lo hizo con un equipo. Sin el resto de sus compañeros, no tan conocidos como él, no hubiera sido posible tal victoria. Si Pelé hubiera jugado en un conjunto de tercera división, seguro que también habría destacado, pero sus actuaciones y sus resultados no hubieran sido tan brillantes. Eso es lo que define a los profesionales y a las organizaciones con talento. Mientras que los primeros alcanzan resultados o colaboran a su consecución; las organizaciones facilitan que el talento de las personas que la constituyen se libere, aporten el máximo valor posible y colaboren a generar talento organizativo.
En definitiva, aunque el diccionario de la lengua defina al talento como una capacidad individual, más vinculada a la inteligencia, nos vamos a referir a aquél que necesita de una organización para desarrollarse plenamente y que va más allá de la inteligencia lógico matemática. Los profesionales con talento no son sólo los extraordinarios, como lo era Pelé; si no todos aquellos que contribuyeron a que Brasil ganara los Mundiales de fútbol.
De esta manera, definimos al profesional con talento como un profesional comprometido que pone en práctica sus capacidades para obtener resultados superiores en un entorno y organización determinados. En otras palabras, es la materia prima que constituye el talento organizativo.
Estoy muy de acuerdo contigo, como casi siempre :-). Yo solamente añadiria que me parece muy importante que cada uno antes de estar en un equipo, de tomar un puesto en una organizacion…..se conozca muy bien asi mismo. Tienes que conocer cuales son tus talento/s y aceptarlos.
Muchas gracias por tus palabras. Tienes toda la razón. El primer paso consiste en conocer a sí mismo. Ya lo decía el Templo de Delfos: «Hombre, conócete a ti mismo». El problema es que es precisamente lo que peor se nos da 🙂 porque lo mezclamos con lo que nos gustaría ser, con lo que proyectamos, con lo que creemos que el otro espera de nosotros… Y como no siempre es fácil aceptar la crítica, lo ponemos más difícil.
Un abrazo