Mi principal activo son las personas.
En esta empresa se trabaja en equipo.
Buscamos que la gente sea líder.
Queremos talento.
Buscamos innovación.
¿Cuántos no hemos leído o escuchado frases como esas? En todos los años que llevo trabajando en empresas no he escuchado ninguna que no dijera cosas similares y luego, en muchas ocasiones la realidad era bien distinta.
Decía Moliere, “todos los hombres se parecen por sus palabras; solamente las obras evidencian que no son iguales” y creo que es de aplicación a las organizaciones y a los jefes. No nos engañemos, todavía se emplea el miedo como fórmula de gestión (un 51% de las compañías, según un estudio que realizamos en 2005 sobre 200 empresas). Todavía hay muchas personas que buscan sólo su propio interés y no el del equipo. Y por supuesto, en muchos sitios todavía molesta que alguien opine de forma contraria (y sin divergencia no hay innovación).
Por supuesto, hay organizaciones que invierten mucho en personas y hay directivos que se dejan la piel para que su gente esté satisfecha. Una vez más, no hablamos de ellos. Hablamos de aquellos que no son coherentes, que venden algo bien distinto a lo que luego practican. La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es uno de los valores que más reconozco en las personas. Por eso, creo que el desarrollo del liderazgo pasa por conocerse mejor y por indagar hasta qué punto lo que digo corresponde con lo que hago. En muchas ocasiones es un proceso inconsciente, pero se puede trabajar y para ello necesitamos ayuda: Un coach, un mentor, un buen amigo, un buen jefe o un buen colaborador. Si estamos dispuestos a escuchar, tenemos mucho que ganar. Aunque este primer punto es probablemente el más difícil de todos.
Imagen: http://www.elmundo.es
Autor de la imagen: Ángel Pantoja
Hola Dragón: Gracias por tus palabras. He leído la referencia y no conocía el libro. Me ha recordado a Maquiavelo, por supuesto, y a Robert Greene, en su libro Las 48 leyes del poder. En los tres, aunque con grandes diferencias, se dan unas reglas al más puro estilo conductista: Haz ésto y conseguirás aquéllo… Sin embargo, «el arte de la ventaja» me resulta el más duro de todos con comentarios de rechazar a los perdedores, de imponer totalmente la voluntad sobre el adversario… Personalmente, no soy partidaria de este tipo de filosofías, aunque reconozco que me ha llamado la atención ciertas cosas, como que el cementerio está lleno de personas que se creyeron indispensables.
Un cordial saludo,
Pilar
Muy buen blog, le felicito. No debería leer esto… Es retorcidamente maquiavélico. Entre, mire y ya nos contará: