Li Zhi, ciudadano Chino, lleva dos años en prisión por criticar al régimen desde Internet. Era usuario de Yahoo, quien proporcionó sus datos a la policía china. Pero este no es el único caso de colaboración. Al ciber periodista Shi Tao le cayeron diez años de cárcel y el demócrata Jiang Lijun también fue denunciado por Yahoo quien transmitió al régimen todos los contenidos de su cuenta de correo electrónico (como se recoge en el documental titulado «Yahoo! en China» emitido el pasado fin de semana en el galardonado programa «La Noche Temática» de TVE2 (Premio ATR 2008). Otras empresas como Google «evitan» el conflicto autocensurándose siguiendo los consejos de Beijing. Microsoft, por su parte, cierra los blogs molestos.
No es la primera vez ni será la última en que empresas que venden al mundo una imagen idílica de Responsabilidad Social Corporativa mantienen comportamientos reprobables por mantener o conquistar nuevos mercados. IBM vendió equipos pre-informáticos (calculadoras y clasificadoras de fichas perforadas) y desarrolló codificaciones a medida para el régimen Nazi desde 1933 hasta pasado 1940 para la gestión de los campos de concentración. Mas recientemente son paradigmáticos de una «curiosa RSC» los casos de Enron y WorldCom, y precisamente el de Arthur Andersen que desapareció del mapa de un día para otro por falsear las auditorías de, entre otras, las dos anteriores. Y sin tener que cruzar el charco tenemos otros casos como el de Parmalat.
Las empresas son grandes agentes del cambio de la sociedad. Existe una responsabilidad de los que las dirigen más allá que la cuenta de resultados. Afectan demasiado con sus actos a muchos otros agentes. Por ello, una vez más se requiere coherencia con lo que se dice y una importante sensibilidad hacia los otros (cosa que desgraciadamente no siempre ocurre). Y es una pena que al final se tengan que producir audiencias para reprochar este tipo de conductas, como la que el Comité de Relaciones Exteriores de la cámara de diputados de EE.UU. llevó a cabo ante Jerry Yang, CEO de Yahoo. Por cierto, Tom Lantos, presidente del comité, lo resumió con las siguientes palabras:
«Aunque tecnológica y financieramente ustedes son gigantes, moralmente son unos pigmeos.»
¡Qué buen artículo, Pilar! Voy a intentar buscar el documental que ahora con la nueva página de RTVE creo que se puede acceder a la programación pasada. Realmente las palabras de Tom Latos resumen muy bien todo (cita para guardar), aunque en mi interior tengo otros términos para describir tales situaciones.
A ver si seguimos desarrollando la RSC y la excelencia llegue también a los valores.
Un saludo!
En problema es mucho más profundo, más ensombrecido y más maloliente de lo que parece en su superficie. La política y las grandes empresas han trabajado siempre de cerca en una casi desconocida simbiosis en donde ambos obtienen muchos beneficios. La historia de las grandes multinacionales están por lo general ligadas también a las carreras políticas de determinados líderes y de determinados regímenes a nivel mundial cuyo eje principal ha sido el dinero que proporciona la implantación de un negocio con la venia del político de turno. Lo más repugnante es que una vez termina el político su periodo, la empresa mueve sus tentáculos hacia el próximo en ocupar su lugar o hacia los potenciales candidadtos a ocuparlo siguiendo en el círculo vicioso que muchos creemos percibir, pero que pocos logran conocer…
Gracias, Pedro, por tus palabras.
Y respecto a lo que comentas, Senior Manager, tienes razón. Las grandes corporaciones tiene más poder que muchos gobiernos. Me recuerda a un video bastante interesante que se llama The Corporation en donde explica precisamente temas que tú mencionas.
Un saludo
Me imagino que cuándo estamos hablando de un nivel tan alto, a veces, queda dificíl para estos líderes no comprarse el poder y a ver hasta dónde llega.
El ejemplo que me entristece más de estos son Google, cuya lema (inoficial) es «Don’t Be Evil». Sus acciones en China es lamentable, igual que Yahoo.
Pilar, lo primero enhorabuena por tu blog.
Hay una reflexión en el aire desde hace mucho sobre el poder de las megacorporaciones, mucho menos ligadas a las ataduras territoriales y legales que los Estados y que las comunidades de Estados. Vivimos el siglo XXI con instituciones políticas de hace siglos y es muy fácil escapar al control ciudadano ejercido desde el poder político, tal y como siempre se ha concebido. La mejor vía de control es la vigilancia de los propios consumidores, nuestra responsabilidad. La web 2.0 abre muchas oportunidades para eso. Las empresas sólo miran la cuenta de resultados, los inversores exigen cada día más, los mercados financieros no miran RSE, sólo EBITDAs y PERs. Sólo si el bottom line de la compañía se ve perjudicado por haber sido la compañía penalizada por una actuación irresponsable (o, al revés, si se ve beneficiado por ser responsable con la sociedad y el entorno), sólo entonces se conseguirán resultados en este campo.
Desconozco el caso Parmalat y tengo curiosidad.
Un saludo
Parece Eric que los problemas de RSC están a la orden del día cuando hay en juego un mercado tan suculento como es el chino… una pena.
Y, Felix, gracias por tus palabras. Lo que mencionas es muy interesante, ya que muchos gobiernos se están viendo influidos por esas megacorporaciones. El video que mencionaba antes lo recoge muy bien, The Corporation. Y, sí, creo que la única vía es la información. Internet ha abierto ese camino. Cuanto más se sepa, más podemos actuar como clientes.
Un saludo
Félix, el caso Parmalat es el de una de las mayores quiebras fraudulentas de Europa. Mírate este link:
http://www.elpais.com/todo-sobre/tema/crisis/Parmalat/115/